Qué terrible coincidencia, un día antes de que la monarquía en España renovara su corona, a miles de kilómetros de distancia y con el Océano Atlántico de por medio, otros españoles perdían un reinado que duró sólo cuatro años, de manera vergonzosa y ante millones de testigos a nivel internacional.
Cada cuatro años el mundo del fútbol se enciende entre pasiones desbordadas y júbilos de esperanza, por ver competir a Selecciones Nacionales en la Copa del Mundo de la FIFA.
Es una competencia sana y pacífica, donde los nacionalismos se aglutinan en un deporte que acapara toda la atención en tan sólo un mes que dura el torneo.
Apenas ha pasado una semana desde que inició la Copa y en Brasil ya corren lágrimas de decepción, luego de que varias Selecciones ya se encuentran, literalmente, sin oportunidad de seguir avanzando a las siguientes fases, entre ellas, España, la gran derrotada.
Cuando eres fanático del fútbol y tu Selección se encuentra representando a tu país en este torneo, no se puede huir al sentimiento y la idea de ver coronado a tu equipo. Dichosos aquéllos que lo han vivido en carne propia.
Cuando tu escuadra se ve en dificultades pero aún con esperanzas de continuar en el Mundial, millones de aficionados de aquel país elevan sus oraciones y anhelos para que suceda un milagro, una genialidad, un disparo afortunado del jugador estrella para cambiarlo todo.
Pero cuando tu Selección ha sido derrotada en la primera fase del torneo, no existe sentimiento que se compare a esa decepción temporal que, sin embargo, se elimina a la vez que se renuevan las esperanzas cada cuatro años.
Llueve sobre mojado
Pobre España. Ultrajada por políticas públicas que tratan de rescatar a una economía que se vio expuesta -y que aún no termina de sanar-, a la pasada crisis económica mundial.
No quisiera ser español fanático del fútbol en este momento. Aunque comprendo su pesar, no me imagino qué se sentirá acudir a un Mundial para defender la corona y ser despojada de ella de esa forma.
La primera derrota, ante Países Bajos y la genialidad de Robin Van Persie, Arjen Robben y Wesley Sneijder. Cinco goles que gritaron los holandeses contra uno español. Y para terminar de aderezar el pastel, la Selección que habían derrotado hace cuatro años en la Final de Sudáfrica 2010, fue la misma que les propinó tremenda venganza futbolística.
La segunda derrota la protagonizó junto con la Selección chilena. Qué tipo de pensamientos corrían por las mentes de Iker Casillas, Diego Costa, Andrés Iniesta, Sergio Ramos, Xavi Alonso y Pedro Rodríguez, entre otros, cuando el coraje chileno se vio traducido en dos goles contra cero de los españoles.
No te derrumbes España. Las esperanzas aún están puestas en tu innegable grandioso y potente fútbol. No por nada fuiste la Selección que se dice que ganó todo.
No por nada la han llamado la generación de oro.
Se queda
Pero ahora el rey ha dado paso a que otras Selecciones ocupen el trono que, se dice, debe ser para un latinoamericano.
Seguramente toda España estará agradecida con Vicente del Bosque. Un líder excepcional que demostró que la Furia Roja puede ganar torneos internacionales, en medio de una Europa muy competitiva y acostumbrada a grandes figuras futbolísticas.
La Copa del Mundo de Brasil 2014 se debe quedar en América. Y claramente hay equipos que hasta ahora han demostrado ser dignos de la corona. Ya sea la potente Colombia, la sorpresiva Costa Rica, la favorita Brasil, el siempre orgulloso México, la agresiva Chile y, por qué no, el vanguardista Uruguay.
Aquí un video del ambiente del encuentro:
