Miroslav Klose, una leyenda Mundialista

Sangre, sudor, lágrimas, muchas lágrimas te han costado superar la barrera de las quince anotaciones en Copas del Mundo. Pero al final pudiste y contra quién lo viniste a hacer, nada más y nada menos que frente a Brasil y en su Mundial.

08-Jul-2014 QuimiNet Mundial Brasil 2014, El Color Mundial Brasil 2014, El Color
 
VEM - El Color
 
Decir 16 goles en 4 Copas del Mundo parece una tarea fácil.
 
Es un récord que en el fútbol moderno se puede alcanzar con "facilidad", ya que los medios de comunicación te permiten conocer la forma en la cual juegan todos tus adversarios, los parados tácticos de los entrenadores, las deficiencias y virtudes de las defensas enemigas.
 
 
Pero la verdad es que esa misma tecnología le permite a tus rivales estudiar tus movimientos, conocer la manera como juegas, con y sin la pelota, y sobre todo entender tu olfato goleador.
 
Alemania
Foto por EFE
 
Hoy entraste a la historia como el máximo rompe redes en la historia de las Copas del Mundo.
 
Para ti, compartir un puesto con alguien más era inadmisible, tu estirpe goleadora y el chip alemán competitivo no te permiten conformarte con algo menos que la excelencia.
 
En el segundo juego de la primera fase le sacaste las papas del fuego a Joachim y después la suerte no estuvo de tu lado en los partidos contra Estados Unidos y Francia.
 
Pero tu gen competitivo, tu siempre ir a escribir una nueva página en el libro de la historia del fútbol te ayudó a levantarte, a no conformarte, a ir a por más.
 
Si llegó el quince llegaría el dieciséis, sólo era cuestión de tiempo, sólo se necesitaba seguir intentándolo, sólo necesitabas una nueva oportunidad.
 
 
El equipo te abrigó dándote la confianza de ser titular, dejando en la banca a dos puntas que en el año tuvieron mayor olfato de gol y uno que en esta competición ha marcado cada que ha tenido oportunidad.
 
Pero tus compañeros, ese equipo de futbolistas que comen, viven y respiran contigo, querían aparecer como actores de reparto en el guión del gol 16 y llegó, claro que llegó.
 
Y no podía ser de otra manera, tenías que elegir al rival idóneo, al que infringiera más dolor, cruel destino que puso en tu camino a la selección anfitriona del Mundial 2014, cruel dolor que causaste al que hace apenas tres semanas te escribiera en redes sociales dándote la bienvenida al club de los 15 goles en Mundiales, cruenta realidad que no te tocaste el corazón para pelear la pelota y no dejar de buscar el arco.
 
Tenía que ser en ese marco pletórico de la ciudad de Belo Horizonte, frente a Brasil, en una Semifinal, con todo en contra menos el fútbol y tu hambre por ser el mejor.
 
Bendito tú que te viste rodeado de jugadores que se saben amigos tuyos y que en cada ocasión que tuvieron te buscaron para que el anhelado 16 llegara.
 
Bendito Thomas Müller que en lugar de patear al arco te dejó servida la mesa para que mandaras la pelota a besar la red, benditos los dolores que curaron con abrazos, benditos los que entendieron que el fútbol te da pocas oportunidades de escribir historia.
 
A ti, Miroslav Klose, gracias por nunca bajar los brazos.
Klose
Foto por EFE
 

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