Anni Espar, plata olímpica con la selección española en los Juegos Olímpicos de Londres y designada mejor waterpolista del año por la Liga Europea de Natación (LEN), disfruta de su nueva etapa estadounidense a pesar de la exigencia de unos entrenamientos que, según dijo a Efe, le han hecho "mejorar muchísimo".
Una beca le ha permitido emprender esta nueva etapa en la Universidad del Sur de California (USC), todo un referente académico y deportivo del país, adonde Espar ha acudido para elevar su nivel de juego y estudiar una carrera, si bien aún no ha decidido cuál escogerá.
Su jornada diaria resulta agotadora tan sólo de pensarlo. Se levanta a las 5:45 de la madrugada para entrenar desde las 6:00 hasta las 7:45. Después acude a clase desde las 8:00 hasta las 14:00, con una hora de descanso. Come, reposa y vuelve a entrenar, tres días de 16:45 a 21:00 y dos días desde las 18:00 hasta las 21:00.
"Es muy sacrificado, pero cuando algo te gusta y luego ves la recompensa que trae, la verdad es que vale la pena", dijo una risueña Espar mientras la reconocen y saludan algunos compañeros de clase.
Muchos la pueden confundir como una estudiante más del campus, pero en su expediente figura ya ser campeona de Europa, de Liga y de la Copa de la Reina con el CN Sabadell, campeona mundial júnior con España en 2011 y miembro del equipo ideal de Londres 2012.
"Hay quien me dice que debería de aprovechar más que soy plata olímpica, pero no me gusta decirlo ni presumir de ello", afirmó.
Su humildad la llevó incluso a no informar a sus nuevas compañeras de equipo de su nombramiento como mejor jugadora de Europa.
"Yo me enteré de madrugada porque leí como 30 mensajes de felicitación. No tenía ni idea, no sabía siquiera que estaba nominada. Aquí se enteraron al día siguiente porque yo no dije nada, y tanto los entrenadores como mis compañeras me felicitaron. Se pusieron muy contentos", comentó la catalana.
Para la atleta, la gran diferencia de su vida en EE.UU. con la de España es "madrugar tanto". "Empezar la vida tan pronto es duro, pero luego te hace sentir genial. Entrenamos más horas y las sesiones resultan más intensas, pero te acabas acostumbrando", declaró.
Espar comparte casa con otras chicas y apenas tarda cinco minutos en llegar con su bicicleta al campus universitario, pero al final de la jornada, tras una agenda tan apretada, echa de menos encontrarse la comida puesta en la mesa como en España.
"Lo que peor llevo es tener que cocinar cada día", afirmó entre risas.
La hija del exentrenador del Barcelona de balonmano Xesco Espar se crió en un ambiente donde se respiraba el deporte desde pequeña.
Practicaba varios de ellos como el tenis y el baloncesto pero se decantó por el waterpolo porque tuvo a entrenadores que apostaron por ella. Tras su éxito en España decidió probar suerte en EE.UU. tras la experiencia de otra joven como Anna Pardo, también en USC.
"Después del preolímpico de Trieste (Italia), contacté con el entrenador y estaba interesado. No cambié de idea tras la plata de Londres porque jugar en otro equipo profesional no me dejaría tiempo para estudiar tanto", sostuvo Espar, cuya participación en la competición universitaria comienza en enero y se alargará hasta mayo.
Entretanto, podrá viajar a España para ayudar al Sabadell en la primera fase de la Copa de Europa y acudir a las convocatorias de la selección española, un calendario agotador pero que ella afronta con una naturalidad pasmosa.
"El deporte siempre ha formado parte de mi vida. Hago lo que me gusta y me divierte. Cuando la presión pueda conmigo supongo que será el momento de dejarlo", manifestó Espar, que no ve con buenos ojos los recortes efectuados en la Federación Española.
Debido a ello, por ejemplo, el equipo júnior en el que se encuentra su hermana, Clara, no podrá acudir al Mundial de Australia.
"Me sabe muy mal por ella. Es algo que puede acabar afectando al primer equipo. Si recortas en las bases, ¿quién va a subir?", finalizó.
