Era el año 1823 y John Quincy Adams elaboraría una doctrina que sería atribuida a James Monroe.
Conocida como la Doctrina Monroe, establecía que cualquier intervención de los estados europeos en América sería visto como un acto de agresión, sintetizándose en la frase: "América para los americanos".
Dicha frase se ha utilizado mucho en el argot futbolístico debido que ninguna selección europea ha logrado conseguir la antigua Copa Jules Rimet en el continente descubierto por Cristobal Colón.
Hoy, más de 190 años después de la Doctrina Monroe y en un contexto totalmente mundialista, una selección de 23 europeos buscará proclamar suyo por primera vez un terreno que ha sido dominado por Pelé y el Jogo Bonito, la Garra Charrua y el 10 Albiceleste.
A las semifinales llegaron 4 equipos que no habían convencido del todo, equipos que llegaron más por el peso de su Jersey que por convencimiento futbolístico. Digámoslo como es, jugando mal fútbol y demostrando muy poco juego en Octavos y Cuartos de Final.
En un Mundial en que las ayudas de los árbitros ayudaban al fuerte y masacraron al débil, mientras la FIFA no hacía nada, aparecen dos selecciones enemigas de la canarinha, en su mítico estadio, disputándose una Gran Final que había sido diseñada para que quedara en casa.
LOS RESPONSABLES
Por un lado, está el invasor, que saldrá a la cancha como favorito.
Los dirigidos por Joachim Löw llegan a Río de Janeiro como el equipo que mejor ha jugado, un equipo con trabajo en conjunto, que trabaja bajo una idea clara y simple: ganar.
Posiblemente, no ha convencido y pareciera que no tienen un estilo definido, pero ese es su estilo, una mezcla entre el viejo fútbol teutón, con fuerza, garra y verticalidad, combinado con un estilo "creado" por Pep Guardiola, que fue rápidamente imitado por España, y que ahora está impreso en la mayoría del seleccionado germano debido a la dirección del Ex de Barcelona en el equipo representativo alemán, el Bayern München.
Por el otro lado, el eterno odiado.
No creo que exista mayor pesadilla para algún aficionado brasileño que ver a Argentina ganar la Copa del Mundo en el Maracaná. Dicha pesadilla está a 90 minutos de concretarse.
Esta Argentina tiene muchas similitudes con el campeonato logrado en México '86, un equipo que jugaba feo, sin un estilo claro, pero que en los botines del 10 surgía la magia en el momento justo.
Buenas noticias para la Pampa, nuevamente el equipo juega feo, el 10 es un crack, cuando decide jugar, nuevamente es un Mundial americano, el rival es favorito y otra vez es Alemania.
EL VEREDICTO
Alemania se llevará la Copa del Mundo si hace lo que Alemania sabe hacer, suena muy redundante, pero así son las cosas.
Un equipo que gusta de presionar, de atacar y liquidar los juegos rápidamente, con un retaguardia sumamente endeble, pero con el mejor arquero del Mundo cuidando las redes bajo los tres palos debería ser el equipo que gane la Copa.
La ofensiva germana es letal, y ante la inconsistencia de la defensiva Albiceleste esto podría resultar catastrófico para los sudamericanos, pregúntenle a Brasil.
Pero ojo, sí, está Lionel Messi del otro lado. Ciertamente el 10 no ha dado el Mundial que se esperaba, pese a ello, ha sacado las papas del horno en múltiples ocasiones, y pese a haber desparecido el encuentro de la semifinal, en que se convirtió en el único espectador dentro del terreno de juego, el tipo tiene magia en sus piernas cortas y sabe que es ahora o nunca para él.
Los grandes jugadores se hacen en grandes momentos.
Lio Messi tiene la oportunidad de consagrarse como el mejor de la historia, o ponerse a la par de ellos, cargando a un equipo inseguro y por momentos inoperante, pero sobre todo, marcando una nueva era en el fútbol mundial, la era de Lionel Messi.
Por el otro lado, Mesut Özil podría dar ese brinco de calidad que le falta para ser el nuevo guía alemán. La ventaja a su favor, es que Alemania no es sólo Özil, están Müller, Schweinsteiger, Lahm, Khedira,Kroos, Neuer y otros más que como equipo pueden y deben dar la campanada y lograr por primera vez un campeonato en casa ajena.
