Nos sobran las razones para amar la lucha libre

Hablar de lucha libre es hablar del bien contra el mal, es llevar a un país en la piel y jugarse la vida durante 10 segundos con un lance entre la segunda y tercera cuerda. Aquí te contamos los motivos de un sentimiento que no se puede explicar.

28-Jul-2014 QuimiNet Lucha Libre
La lucha libre es el deporte espectáculo por tradición del pueblo mexicano. Esta tradición se comparte de generación en generación y desconoce niveles sociales, culturales, económicos y laborales. 
 
Las arenas son la representación del término kitsch y muestra el folclore de un pueblo atado a la eterna lucha entre el bien (representado por los técnicos) y el mal (los rudos).
 
Es en este deporte en el cual México ha tenido, junto al Box y la música, a sus más grandes ídolos y, a diferencia de otros deportes populares, aquí el héroe o villano no porta una camiseta llena de patrocinadores.
 
Sobre todo no representa un rol preestablecido por el equipo en el que juega, el luchador puede ir y venir de la rudeza a la técnica, del amor al odio del público y seguir siendo él.
 
En esta sublime representación de la vida, lo que vende y engancha a los aficionados es el carisma, el valor, la técnica, la picardía y, en algunos casos, hasta la belleza de los equipos o la fealdad de las caras de los personajes que suben al encordado a jugarse la vida, en cada lance y en cada golpe.
 
 
 
Nos sobran razones para amar la lucha libre. La mejor catarsis que puede encontrar un ser humano es asistir a una arena y tener retroalimentación de tus ídolos o de tus enemigos.
 
A diferencia de otros deportes, donde una reja divide a los que pagan de los que les pagan, en la lucha libre la sensación de intimidad, cercanía y contacto entre el atleta y el espectador, se respira en cada momento de la lucha.
 
El pancracio es algo que se lleva en las venas, no se necesita ser un erudito en la materia o un gran conocedor de las llaves y bloqueos para poder apreciar lo que estos estetas hacen en el ring.
 
La plástica en movimiento, el contener la respiración ante un lance espectacular o escupir la bebida ante una acción alevosa de los rudos o referees, emocionan e indignan a los asistentes a la arena.
 
En la lucha libre, como en la vida, todos intervienen con todos, el hombre que no usa máscara o calzoncillo ajustado es juez y parte, y sus emociones, filias y fobias intervienen para marcar la contienda a favor de unos o de otros.
 
Éste es el único deporte en el cual todos los que están en el ring tienen la oportunidad de participar y ser factor determinante de la victoria o derrota.
 
 
Nos sobran las razones para amar este deporte y como no existen suficientes palabras para definir las sensaciones que produce estar cerca del encordado, te invitamos a vivir la experiencia, verás que una vez que vayas a la Arena entenderás quién gana en la lucha entre el bien y el mal dentro de ti.

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