El fútbol puede a veces no ser grato, pero en esta ocasión escribió de gran forma la página de la despedida del histórico Landon Donovan, quien dijo adiós al fútbol con un partido donde Los Ángeles Galaxy consiguieron el título de la MLS frente al New England Revolution.
Se va Landon Donovan, el futbolista que es para Estados Unidos lo que Pelé para Brasil, lo que Maradona para Argentina, Platini para Francia o Cuauhtémoc Blanco para México si nos adaptamos a la zona “Concacafiana”.
Y no es exageración, para muestra lo conseguido por este extraordinario jugador, quien es el máximo goleador, asistente y ganador de títulos en la historia de la MLS (dos con San José Earthquakes, cuatro con LA Galaxy).
Y, como acostumbran los estadounidenses en las grandes producciones de Hollywood, a grandes actores, grandes guiones, tal y como sucedió con Donovan en su carrera y en el que fue su último partido como jugador activo.
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Los nervios eran evidentes, pues de un lado estaba un equipo que quería despedir a la máxima figura del balompié de los Estados Unidos, y del otro, un equipo que jugaba su quinta final habiendo perdido las cuatro anteriores.
En el primer tiempo tanto Galaxy como Revolution se liaron en un duelo en media cancha a falta de las carencias de un juego que les permitiera dañar a su rival con lo colectivo, evitando así que los porteros intervinieran.
El complemento inició con intensidad y apenas a los seis minutos de acción llegaría Gyasi Zardes para sacar el fusil dentro del área entre dos soldados, para marcar el 1-0 sin darle oportunidad al arquero de preparar los guantes para evitar ser acribillado.
El juego continuó sin respuesta desde la trinchera del Revolution, mientras Galaxy se cansaba de desperdiciar las llegadas a la puerta rival, algo que terminaron pagando muy caro. New England adelantó líneas, y fue entonces cuando al 79’ Chris Tierney batió al arquero Penedo y así reanimó las esperanzar de título del Revolution.
Luego vendría el alargue y el minuto 111 sería cuando el irlandés Robbie Keane decidiera acabar con la agonía de ambos y con ello regalarle a Landon Donovan una despedida tal y como la merecía.
El atacante recibiría un pase a las espaldas de los defensas y ya frente al arquero sentenciaría el juego para quedarse con el ansiado título.
Y así, con este partido y este título, se dio por terminada la carrera del más grande futbolista que ha dado el fútbol de los Estados Unidos, que cuando más necesitó de un estandarte, ahí estuvo Landon para levantar la mano y luchar por un deporte que a nadie interesaba.
Hoy, Donovan puede presumir que dejó un legado y un futuro para este deporte en el país del sueño americano, sueño que hizo realidad, porque hay que decir que gracias a este ya histórico jugador, el fútbol en Estados Unidos es una realidad.