Noche de locura en la Arena Ciudad de México en el magno evento de la Triple AAA, Triplemanía XXII. La jauría volvió a levantar la mano como la fuerza dominante de la lucha libre mexicana.
El Hijo del Perro Aguayo volvió a ladrar en Triplemanía
Como un verdadero perro, el hijo del “Can de Nochistlán”, se alzó como campeón de la Copa Triplemanía.
Los tres técnicos que disputaban la Copa no pudieron hacer frente al líder de la jauría que hizo sangrar a todos y que se dio el lujo de ser bañado en cerveza y destrozar el brazo de Dr. Wagner Jr. a base de mordidas.
La lucha parecía definirse a favor de Myzteziz, quien intentó aplicar una variante de la “mística”, pero fue recibido con un rodillazo en la espalda. Mientras el referee intentaba contener lo que sucedía fuera del ring, el Hijo del Perro aprovechó para aplicar un golpe en las partes blandas al “príncipe de Plata y Oro” para así llevarse la victoria.
Por fin Psycho venció al Texano
En un sangriento combate Psycho Clown logró vencer en duelo de apuestas al Texano Jr. “La maldición de los Alvarado” se vio rota en la Arena Ciudad de México cuando el payaso aplicó un doble mortal sobre el Texano.
Durante varias semanas el enmascarado luchador fue humillado por su rival y sus amigos. En Triplemanía XXII se pacto que esta lucha sería sin ayudas y que ganaría el que mejores argumentos luchísticos tuviera.
El encuentro tuvo de todo, sillas rotas, sangre, mesas destruidas, lances espectaculares y un perdedor que aceptó de buena forma el verse superado por su rival.
El Texano Jr. tuvo varias oportunidades de hacerse con la victoria, pero el corazón del payaso lo ayudó a levantarse cuando la cuenta llegaba a dos. Diezmado por la sangre que brotaba de su rostro, Psycho colocó al Texano Jr. sobre una mesa, subió a la tercera cuerda y se lanzó en doble mortal hacia el frente dejando sin respuesta a su contrincante.
El Megacampeón escuchó las tres palmadas sobre el ring para perder la cabellera.
Sin cabello y con el orgullo herido, el Texano Jr. aseguró que cobrará cara esta afrenta, pero levantó la mano de su oponente reconociéndolo como el mejor de esa noche.
