No cabe duda de que cuando el destino se lo propone nos sorprende con un momento que puede cambiar la historia, las generaciones y la forma de disfrutar la vida, eso fue justamente lo que ocurrió el 22 de junio de 1986 en la Ciudad de México.
Cuartos de Final de la Copa Mundial México 1986, 115 mil aficionados colmaron el Estadio Azteca para ver jugar a la Selección de Argentina y la Selección de Inglaterra, nadie sabía que lo que habrían de ver marcaría la historia por siempre en el partido más importante en del fútbol argentino.
Minuto 51 y Diego Armando Maradona lograba burlar a varios ingleses para tocar a Jorge Valdano, quien en su intento por acarrear el balón rumbo al arco fue interceptado y por Steve Hodge e intentó despejar.
El balón salió rumbo al arquero Peter Shilton, “milagrosamente” Maradona lucharía el balón por los aires y le ganaría en el salto al espigado arquero inglés para abrir el marcador con un “cabezazo” con la mano.
Pese al reclamo airado de todos los ingleses, la trampa más flagrante en la historia era convalidada por el tunecino Ali Bennaceur y nacía la llamada “Mano de Dios”.
La fotografía del mexicano Alejandro Ojeda inmortalizo la escena.
Cuatro minutos más tarde, El Pelusa tendría la oportunidad de reivindicar el artero robo que acababa de realizar.
Diego Armando Maradona tomó el balón en propia cancha, con velocidad, pundonor y unas agallas siguen estremeciendo los brazos de los fanáticos al fútbol, superaría a seis ingleses, incluyendo a Shilton, marcando el gol más sorprendente en la historia de los mundiales.
Dos jugadas, dos goles, una picardía y una genialidad, la historia llamó a la puerta y un Diego Armando Maradona de 26 años no reusó contestar para enmarcar su nombre en las letras más grandes de todos los tiempos y siete días más tarde levantaría su primer y único título de Campeón Mundial.
Los genios se hacen así, sin esperarse, y hoy se cumplen 30 años de que el “Barrilete Cósmico”, como apodó el periodista Víctor Hugo Morales, maravilló al mundo.
* DATO VLD – En un dato histórico, las camisetas utilizadas por la Selección Argentina fueron compradas en suelo mexicano debido a que el técnico Carlos Bilardo prefirió comprar unas más livianas, por lo que los escudos de la AFA fueron bordados por modistas del Club América un día antes del encuentro y los números planchados en la espalda eran originalmente para equipos de fútbol americano.
